Escuchando el testimonio de un
joven en la Iglesia CEAD de la Villa de San Francisco, de cómo fue asaltado y
secuestrado, aprendí algo sumamente importante, su testimonio resumido es el
siguiente:
“Hable con mi padre para reunirme
con él, pues necesitaba un poco de dinero para la universidad, acordamos vernos
en Plaza Miraflores, (un pequeño Centro Comercial en Tegucigalpa) hablamos por
un rato, y tuvimos la plática que todo padre tiene con su hijo, de cómo esta
todo la universidad y demás, cuando él me dice que esta apresurado y nos
despedimos.
Yo tome un taxi con destino a mi
colonia (Las Palmas en la misma ciudad) cuando me subí en el Taxi una joven ocupaba
el asiento del copiloto, unos minutos más tarde un hombre se sube, y no
esperamos mas, el taxi tomo su camino, la joven se bajo a unas cuantas cuadras
y cuando estamos próximos a llegar a mi destino dije al conductor me podría dejar
aquí señor, pero estaba forzado a pedirle permiso al hombre sentado a mi lado, cuándo
le pedí permiso para bajar me detiene y me dice no te bajes, esto es un
secuestro…
Yo me puse nervioso al verme en
esa situación, el hombre me dio instrucciones de no verle la cara de no hacer
nada que llamara la atención porque de lo contrario me matarían además de que
no actuaba solo, el carro atrás del taxi nos perseguía y cualquier movimiento
raro pondría en peligro mi vida.
No hice nada, baje mi cabeza, no pensé
en nada, ni mi familia ni nada, solo le pedí a Dios que me conservara la vida y
que se hiciera su voluntad.
El secuestrador me dice: entrégame
todo lo que andas, y yo lo hice, le di mi billetera, me pregunta: ¿Este es todo
el dinero que tienes? Yo le respondí, NO, en mi bolsillo llevo solo un lempira
mas, y se lo di, todo lo que llevo es tuyo, Él tomó todo el dinero y me tiro la
billetera en ese momento mi celular
empieza a timbrar y yo respondí la llamada, para mi sorpresa era mi abuela, a
la cual le dije: abuela voy en camino, pero llegare un poco más tarde de lo
habitual, a lo cual ella me respondió: encomienda tu vida a Dios, yo me despedí
de ella.
Le entregué mi celular al
secuestrador, pero estábamos en otra colonia, llamada el Carrizal salida al
norte de Tegucigalpa, cuando me dice: no mires para atrás, no hagas escándalo,
pues sabes que algo sospechoso que hagas y estás muerto, y se bajó del taxi. Y yo
sólo le dije: DIOS TE BENDIGA.
El conductor, me dice: tiene
dinero para regresarse a su casa joven y yo le dije que no tenía nada, y se ofreció
a llevarme. Pero tenía miedo y llegando justo a mi colonia le tuve que mentir y
me baje unas cuadras antes para despistarlo, pues tuve miedo de que estuviera
involucrado y reconociera mi casa o a alguien de mi familia, caminé por unas cuantas cuadras hasta que finalmente pasados
unos 40 minutos llegue a mi casa, y conté la experiencia a mis familiares, Nunca me alegre tanto de verles y estar con
ellos de nuevo que lloré de nervios y alegría.
Pero pasados los días, mis amigos
y algunos de mis parientes me preguntaron: ¿Esta experiencia te cambio la vida?
A lo cual yo les respondí : ESTO QUE ME PASOO, SOLAMENTE ES UNA EXPERIENCIA
MAS, LA VIDA NO CAMBIARA POR COSAS COMO ESTAS LA UNICA PERSONA QUE CAMBIA LA
VIDA ES DIOS.”
Quise compartirles esto, pues es
real, las palabras finales de este muchacho que creo apenas tiene unos 20 años,fueron muy acertadas al decir que la única persona que te puede cambiar la vida
es Dios, y lo creo y lo confirmo, únicamente Él hace que la vida cambie que tu
mente cambie, pero es un aprendizaje constante al que tenemos que
acostumbrarnos.
Por otra parte esta semana fue un
poco larga pero llena de experiencias, las cuales se quedaran marcadas en mi
vida, servir a las personas es un honor, sin importar que te agradezcan o no,
Dios ya recompensó nuestro esfuerzo.
Dios es fiel y para siempre es su
misericordia, el quiere llenarnos de su gracia y amor.
Por último pero no menos
importante, tengo que reconocer que la convivencia con diferentes personas esta
semana fue una lección grande para mi, de la cual tengo muchas cosas que
reflexionar, me duele saber que muchas de las actitudes que tomamos en la vida
son equivocadas, profesamos ser cristianos comportándonos de la manera que Dios
no quiere, excluyendo a los demás por lo que digan o lo que hagan, o solamente
por no ser iguales.
Yo no tengo porque ser o
pretender ser prefecta, muy bien sé que no lo soy, pero trato de tolerar, sin
embargo me sorprendo de que cada vez más las personas se equivocan con migo, al
final Dios reconoce y ve en nosotros lo que los demás no pueden ver.
Estoy agradecida y bendecida de
servir, y ahora comprendo cual es el llamado que Dios tiene para mi vida,
confirmando mi vocación por la pediatría y por un ministerio de niños, no se de
que manera Dios hará pero fielmente esperaré en su palabra.
Gracias una vez más por tomar de
su tiempo y leer mis experiencias. Más de mi vida, mis proyectos, letras y
pensamientos, estarán plasmados aquí, pero más que eso sus finos y apreciados
comentarios están en mi corazón.
Mi cariño por siempre.
Atte. Karen Flores
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